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Igual que habíamos recibido la ayuda de nuestras compañeras y compañeros de sexto cuando estábamos en primer curso, la asamblea de clase decide hacer algo parecido con nuestras compañeras y compañeros de Educación Infantil. Ya sabíamos leer, así que decidimos ir a contarles cuentos, para animarlos en el proceso de aprendizaje de la lectura.
Pero aquel proyecto había que organizarlo bien:
- En primer lugar escribimos una carta a todas las familias contándoles el proyecto y pidiendo que enviaran algunos cuentos que utilizaban sus hijos e hijas cuando estaban en infantil o primero.
- Con los cuentos que fueron llegando a clase hicimos una selección de los mejores
- Los numeramos y en un panel colocado en clase escribimos el número y el título de cada uno.
- Por orden alfabético, siguiendo la lista de la clase se asignaba un cuento a cada uno, rotando cada semana para así cambiar de cuento.
Preparar los cuentos que íbamos a leerles a nuestra pareja en infantil suponía todo un proceso: Elegirlo; leerlo varias veces; utilizar bien los signos de puntuación; darle énfasis, buscando un lenguaje motivador para evitar que los chicos y chicas de infantil se aburrieran.
Para darle más interés y hacer la narración más amena, recurrimos a lo que habían hecho los de sexto con nosotros: UTILIZAR LAS MARIONETAS de nuestro taller de teatro, que eran quienes contaban el cuento y dejaban a los pequeños y pequeñas con la boca abierta.
Con todo preparado, la marioneta, el cuento elegido en la mano y la carga de ilusión, llegábamos cada semana a las preciosas aulas de infantil.
Durante media hora leíamos nuestros cuentos. Hacíamos preguntas sobre la lectura.
Nos daba tiempo a pasar por las dos clases del mismo nivel.
Las maestras de infantil estaban ilusionadas y nos recibían con cariño.
Había otro detalle interesante y es que tres chicas de la clase: Paula, Nereida y Marta tenían hermanas en esos cursos de infantil.
Verdaderamente se tomaban muy en serio su papel de jóvenes maestras y maestros.
Se acercaba ya el final de curso y recibimos una gran sorpresa. Uno de aquellos días, mientras trabajábamos en nuestros planes de trabajo, tocan a la puerta. ¿Se puede?
Ana y María del Mar, las maestras de infantil, aparecieron con sus chicas y chicos en nuestra aula.
La clase estaba abarrotada con tanta criatura. Las maestras nos leyeron todas las cosas bonitas que las asambleas de sus clases habían decidido contarnos sobre la experiencia de lectura.
Nos felicitaron por nuestro trabajo durante todo el curso y por la gran cantidad de cosas que aprendieron en los cuentos. Y...
Nos traían una caja de bombones de premio.
¡Qué regalo tan dulce!
¡QUÉ BONITO ES COMPARTIR!
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